En los años 50 la Avenida San Juan tenía aceras muy anchas; estaba adoquinada, con vías de tranvía y “refugios” en los que detenerse al cruzar la calle. Además de tranvías circulaban ómnibus estatales, blancos y largos. En otras zonas de la ciudad había trolebuses. Casi todos los autos eran voluminosos y negros. Los taxisSigue leyendo «Los años 50 (fragmento del libro «Por qué estuve en los dos bandos»»